En las sabanas enredado, las arrugas no permitieron un buen descanso. Eran las 4 de la mañana y seguramente esos pájaros madrugadores ayudaron a que el descanso fuera suspendido por un lapso y hasta el amanecer.
En la ventana y con el ultimo cigarrillo, observo el amanecer, fue al baño y se lavo la cara, dijo adiós a todos aquellos rastros de sueño que acompañaron su descanso. Nada podría volver a tenderlo en la cama una vez mas, ansioso de que ella entrara por esa puerta, se quito la camiseta, dejando ver esas heridas de guerra provocadas noches antes. Decidió sentarse en su sillón, y esperar, con un vaso de agua en la mano, que hervía al contacto con sus labios. Se sentó a esperar, como cada madrugada, eternamente, y no le molestó el hecho de tener que ocupar una vez más ese lugar como hace tanto tiempo.
Un cuadro en blanco y negro, de él sentado , con un vaso en la mano y un sueño en la cabeza, con ilusiones e insomnio, en silencio estático. Como cada madrugada, contaminado de ideas, se puso de pie y volvió a recorrer con la mirada cada rincón de la cama, buscando los vestigios de esas noches de sexo descontrolado y sin sentido, esas noches llenas de alcohol y de drogas en las que se hundió hasta su muerte en vida, hasta el big bang de su puta vida.
2 comentarios:
por que vale la pena.
y se merece
En las sabanas enredado, las arrugas no permitieron un buen descanso. Eran las 4 de la mañana y seguramente esos pájaros madrugadores ayudaron a que el descanso fuera suspendido por un lapso y hasta el amanecer.
En la ventana y con el ultimo cigarrillo, observo el amanecer, fue al baño y se lavo la cara, dijo adiós a todos aquellos rastros de sueño que acompañaron su descanso. Nada podría volver a tenderlo en la cama una vez mas, ansioso de que ella entrara por esa puerta, se quito la camiseta, dejando ver esas heridas de guerra provocadas noches antes. Decidió sentarse en su sillón, y esperar, con un vaso de agua en la mano, que hervía al contacto con sus labios. Se sentó a esperar, como cada madrugada, eternamente, y no le molestó el hecho de tener que ocupar una vez más ese lugar como hace tanto tiempo.
Un cuadro en blanco y negro, de él sentado , con un vaso en la mano y un sueño en la cabeza, con ilusiones e insomnio, en silencio estático. Como cada madrugada, contaminado de ideas, se puso de pie y volvió a recorrer con la mirada cada rincón de la cama, buscando los vestigios de esas noches de sexo descontrolado y sin sentido, esas noches llenas de alcohol y de drogas en las que se hundió hasta su muerte en vida, hasta el big bang de su puta vida.
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