Recuerdo inconscientemente cuando eramos una Legión; ahora solo quedo yo.
Mi llanto oxidado puede permanecer horas en las entrañas muertas de los edificios, días, con los ecos resonando en las cañerías y pasillos.
Recuerdo cuando sus voces llenaban de risa y alegría avenidas, campos, parques y subterráneos. Recuerdo, y lamento.
Con mi lamento vi algo que olvide hace mucho: que estuvieron vivos, y ya nunca más.
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